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23 Después de darles muchos azotes, los echaron en la cárcel, ordenando al carcelero(A) que los guardara con seguridad; 24 el cual, habiendo recibido esa orden, los echó en el calabozo interior y les aseguró los pies en el cepo(B).

Conversión del carcelero

25 Como a medianoche, Pablo y Silas(C) oraban y cantaban(D) himnos a Dios, y los presos los escuchaban.

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